miércoles, 14 de diciembre de 2011

La fotografía, su válvula de escape y posiblemente su única salida de ese mundo sórdido de miseria en el que vivían.


 A los diez años, Avijit, un niño del distrito rojo de Calcuta, la mayor zona de prostitución de la ciudad,  creía que en su futuro no había esperanza, una aparente escapatoria.

Los niños del Barrio Rojo” es un  documental estadounidense de Briski y Kaufman, que narra la cara oculta del Barrio Rojo, el destino de los hijos de las mujeres de esos burdeles. Un proyecto que cambió la vida de estos fotógrafos y de algunos de estos niños para siempre.

 
 "No tenía intención de fotografiar a las prostitutas hasta que un amigo me llevó al Barrio Rojo de Calcuta”, aseguraba Briski. 

Hay que estar allí, convivir con ellas para poder entender mejor sus vidas y quienes forman parte de ellas, sus hijos. Obligadas a vender afecto para poder vivir, esa era la realidad de muchas mujeres atrapadas en un laberinto de callejones.

 Bajo durísimas condiciones de vida, Zana Briski y Ross Kaufman, ofrecen a estos niños del barrio rojo la oportunidad de manejar una cámara, de introducirles en el mundo de la fotografía, potenciando en muchos de ellos su talento nato, y sobre todo la esperanza pérdida.

La fotografía se convirtió para ellos en un instrumento  de expresión y crecimiento, abría su mente a nuevas posibilidades, enriqueciendo su percepción del entorno.


Durante su aprendizaje, proporcionándoles una cámara a cada uno, los niños tuvieron acceso a un mundo más allá de los muros del barrio Rojo y pudieron hacer fotos de escenas de la calle, del zoo, la playa,… Al mismo tiempo traspasar el mundo en el que habían crecido no era tarea fácil, a menudo se topaban con su más cercana realidad: clientes agresivos, abuso de drogas y alcohol, robos y asesinatos, además de correr el riesgo de ser obligados a prostituirse.


Dado que sus condiciones escolares no eran buenas, existían muchos problemas en las instituciones públicas indias, Briski se encargó de buscarles colegios internos que se hicieran cargo de ellos y preparó una exposición con las fotos de los niños, con el fin de recaudar dinero para su educación. Era la ocasión de sacarlos de los burdeles y darles una vida mejor.

En 2004 la película ganó el Oscar al mejor documental. De hecho, las ventas de las fotos y del film sirvieron para pagar la educación de los niños ,aunque algunos volvieron al poco tiempo con sus familias, y para comenzar el proyecto Kids with Cameras.


“El orgullo de los niños al ver expuesto su propio trabajo es una de las secuencias más poderosas de Los niños del Barrio Rojo”, confesaba Briski.

En noviembre de 2006, Kids with Cameras, informó de las mejoras en las condiciones de los chicos, algunos habían entrado en Institutos y Universidades de la India y los Estados Unidos, o habían encontrado trabajo fuera de la prostitución. 



A los diez años, Avijit creía que en su futuro no había esperanza. Hoy es un estudiante de Arte en Estados Unidos.  

Los niños del Barrio Rojo merecían la pena.






 "Presenciar la transformación de esos chicos ha sido extraordinario", constataba Ross Kauffman.